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Jesús enseña matemáticas en La Institución Celmira Bueno de Orejuela desde hace dos años. Desde que ingresó al colegio su objetivo ha sido que los estudiantes puedan desestigmatizar las matemáticas para que la puedan vincular a su vida práctica. Se ha apoyado en la tecnología para volver el aula un escenario de investigación en donde los estudiantes puedan ver la capacidad expresiva de las herramientas tecnológicas dentro del proceso de aprendizaje de las matemáticas. Juegos, blogs, software para la resolución de evaluaciones, tutoriales, chats: todas se convierten en herramientas en donde además se potencia el trabajo colaborativo.

 

Ya no solamente se trata de tener la mirada frente al tablero. En una clase de matemáticas dictada por Jesús puede haber un número de actividades variadas: todos los estudiantes llevan a la clase el desarrollo de la guía que anteriormente el profesor les dejó. Van a la sala de sistemas y exploran el software especializado en matemáticas. Ya el profesor les ha explicado cómo usar el programa. Las preguntas de la guía que ellos ya han resuelto, las ponen en común en el programa a través, por ejemplo, de juegos o la realización de gráficas. Cada estudiante desarrolla las pregunta-problema en su computador de manera individual. Luego, hay una puesta en común. Todos se organizan en grupos e intercambian opiniones sobre la solución que han dado a las preguntas, para finalmente realizar un momento de argumentación y conclusiones ante el grupo. 

Pupitres simétricamente alineados. Maletas al costado derecho de cada estudiante. Mirada al frente. La tiza chirriaba sobre el tablero: “cuatro equis mas tres ye menos cinco”. Los lápices hacían fricción con la hoja. Susurros. “¡Silencio!”. “Cuatro equis mas tres ye menos cinco. Dos equis al cuadrado mas tres ye. Cinco equis al cubo mas tres equis ye menos dos…” Silbidos. “¡Dije silencio!”. Después de la lección, muchos decidían copiar la tarea.

 

Suena el timbre. Los estudiantes empiezan a entrar al salón.  Jesús saca el marcador y copia en el tablero la lección del día. Algunos organizan en semicírculos sus pupitres. Otros escuchan música mientras sacan sus cuadernos. Murmullos. Alguien grita. Todos ríen. Jesús termina de copiar la lección. Se sienta al lado de una estudiante. Hablan sobre alguna tarea. Se acerca un chico. Jesús le sonríe. Hoy en la clase resolverán una guía. Luego, tal vez Jesús dé su clase en la sala de sistemas, o le diga a sus estudiantes que traigan tijeras y cartulina o quizá invite a algunos al grupo de música y matemáticas o al club de matemáticas con los que se reúne en las mañanas.

 

Creo que la matemática hoy debe darse desde otro punto de vista, para los muchachos que viven en pleno siglo XXI y le tienen un poco de fastidio a los números. Yo vinculé la matemática con la tecnología en el momento en que quise formar una clase interactiva. Donde se pudieran dinamizar los procesos, como por ejemplo ver softwares de aplicación que se relacionaran con los temas que estábamos viendo. Los muchachos hoy en día son fanáticos del internet y aproveché eso para enseñarles matemáticas y creo que eso ha contribuido al desarrollo de ellos.

El maestro Jesús en el salón de clases con una de sus estudiantes. 

El maestro Jesús en el salón de clases.

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